NUEVOS FRAGMENTOS PARA LUIS PALMERO

Hay algo siempre musical en el proceder de Luis Palmero (Tenerife, 1957), instrumentista (contrabajista) en plan violín de Ingres. Compartimos la pasión por dos grandes monótonos, autores de obras pianísticas a la vez contenidas, y cargadas de emoción: Erik Satie, y Morton Feldman. Dos compositores, por lo demás, capaces de sonrisa, como siempre lo ha sido el pintor tinerfeño.

Su casa-estudio de La Laguna: un lugar donde entender la armonía entre su vida, sus gustos, y una obra en la que, aunque se desarrolla por avenidas trazadas hace décadas, se abren constantemente nuevas perspectivas, nuevas ramificaciones nuevos excursos. Todo en calma, en busca de la tranquilidad, nunca fácil. Cercanía de esta casa de la vida a la naturaleza, vía plantas tropicales que nos traen el recuerdo del amor por ellas de Matisse o del Ellsworth Kelly más francés y matissiano. Y luego está la imponente presencia, en la pared del fondo, de la biblioteca. Inevitablemente seguimos, dulce condena, con el papel impreso. Siempre que visito este estudio, igual que me sucede en los de otros pintores letraheridos (pienso por ejemplo en José María Báez casi a la sombra de la mezquita de Córdoba, en Alejandro Corujeira en el propio Madrid, o en Dis Berlin en Aranjuez, otros tres de los nueve pintores con los que en 1993 el tinerfeño coincidió en Sueños geométricos, mi colectiva en Arteleku, y luego en Madrid, en Elba Benítez), aprovecho para comprobar cuáles son sus faros, cuáles sus lecturas, cuáles los álbumes que hojea y ante los que reflexiona. (Con Báez, en 2000 celebraría una muestra conjunta, Con-jugar, en Manuel Ojeda). […]

En la exposición para la que escribo estas líneas, Palmero, que la ha titulado Celebración, rinde tributo a tres pintores: José Jorge Oramas, Ethel Adnan, y un más inesperado (y aquí, menos conocido) Gerwald Rockenschaub. Una escala más en su caminar, de nuevo en Artizar, sala que, generación tras generación, le es fiel.

Luis Palmero

Desde las primeras exposiciones de Luis Palmero (Tenerife, 1957) hacia finales de los 70, su trabajo ha estado marcado por una vocación minimalista entregada a la pintura, de gran carga poética y con constantes reflexiones sobre sus límites.

El paisaje y la arquitectura son las principales motivaciones de su pintura. Su trabajo se fundamenta en una sólida geometría -o abstracción geométrica colorista- donde todo su lenguaje visual se convierte en un esfuerzo de síntesis y contención. En sus cuadros trata de reducir los elementos al mínimo gesto o forma necesarios, así como restringe la paleta de colores, siempre vivos y saturados. Aunque se le conoce por sus superficies lisas y planas, no desmerece a la carga y textura pictórica, siempre mediante gestos delimitados, firmes y seguros.

Su obra está presente en importantes espacios como Museo Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; IVAM, Instituto Valenciano de Arte Moderno, Valencia; TEA, Tenerife Espacio de las Artes; CAAM, Centro Atlántico de Arte Moderno, Las Palmas de Gran Canaria; Colección Testimonio, La Caixa, Barcelona; Fundación Helga de Alvear, Cáceres; Colección Los Bragales, Cantabria, entre otros.

Juan Manuel Bonet

La exposición «Celebración» de Luis Palmero puede ser visitada en la Galería Artizar hasta el 6 de abril.

Horario: delunes a viernes de 10:30 a 13:30h. y de 17 a 20:00h; sábados de 11 a 14 h.

San Agustín, 63. 38201, La Laguna, Tenerife.

artizar.es

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